Lletra: Delfín Villán – Música: Càndida Pérez Martínez – Intèrprets: Raquel Meller
I La hija del penal me llaman siempre a mi porque mi padre es el carcelero jamás sentí el amor, yo nunca conocí más que las penas del prisionero. Mas cierto día al ver un preso no sé que cosa pasó por mí, que con los ojos le mandé un beso y en mis plegarias yo dije así: Estribillo Ay Virgen del Consuelo, ven; ayúdame a salvar mi bien porque sus penas son mis dolores. Ay virgencita sálvale que quiero su cariño ser el preso eterno de mis amores. II Estaba preso, sí, porque mató al traidor que de su hermana el honor burlaba y cuando supe yo su gesto de valor sentí quererle con alma brava. Juró quererme siempre sincero con un cariño de eternidad, y yo tan ciega del prisionero juré daría su libertad. Al estribillo III Llegó una noche al fin; dormir mi padre vi y aquellas llaves pude quitarle. Con ellas yo corrí, la triste celda abrí... y un beso santo le dí al librarle. Con mil angustias yo le veía por la muralla, libre marchar, mas no dejaba el alma mía con ansia loca de suplicar. Al estribillo y fin Publicat a: España teatral cinematográfica. Revista semanal ilustrada Año I. Núm. 8. Barcelona, 3 diciembre 1921